Vida Silvestre en Chillán: Descubre la Fauna del Bosque Templado
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junio 3, 2025Caminar entre los árboles milenarios de Chillán es como retroceder en el tiempo. El susurro del viento entre las ramas, la humedad del musgo en la corteza y la luz que se filtra a través del follaje nos conectan con una historia que comenzó mucho antes de la llegada del ser humano a esta zona del sur de Chile.
Los bosques templados valdivianos que rodean el área de Las Trancas y las Termas de Chillán son parte de uno de los ecosistemas más antiguos y biodiversos del mundo. Aquí crecen especies que han sobrevivido glaciaciones y volcanes, como la lenga, el coigüe y el ñirre. Algunos ejemplares superan fácilmente los 500 años de edad, dando vida a un paisaje que emociona y asombra.
Estas rutas de bosque encantado son ideales para los amantes del ecoturismo y la fotografía. Senderos como el del Bosque de los Pangues o el Valle Shangri-La permiten adentrarse en la espesura y descubrir helechos gigantes, líquenes fluorescentes y una rica vida silvestre que incluye aves, anfibios y pequeños mamíferos nativos.
Muy cerca de estas rutas se encuentra el Hotel Chil-in, un refugio acogedor que respeta el entorno natural y ofrece la posibilidad de disfrutar de la gastronomía local con una vista privilegiada del bosque. Además, para quienes buscan una experiencia de conexión aún más íntima con la naturaleza, las casas de Alto Renegado ofrecen alojamiento exclusivo en medio de este entorno milenario, con arquitectura diseñada para convivir con el paisaje sin perturbarlo.
Visitar estos bosques no es solo una experiencia visual; es también una oportunidad para aprender sobre la importancia de conservar los ecosistemas antiguos. La biodiversidad que habita entre estos árboles depende de su longevidad, y muchas de las especies que los rodean no pueden vivir en ningún otro lugar. Es un equilibrio delicado que los visitantes pueden conocer y respetar mediante caminatas guiadas y actividades de educación ambiental que se ofrecen en la zona.
Un paseo por estos senderos es mucho más que una caminata. Es una invitación a observar con otros ojos, a detenerse y respirar el mismo aire que alimentó estos gigantes por siglos. Es también una forma de reconectar con lo esencial, con aquello que permanece a pesar del paso del tiempo.